lunes, 8 de abril de 2024

JAMÁS LA VENDAS NI LA COMPRES



Las obras de mi autoría publicadas aquí o en otros sitios de la Internet, son de distribución LIBRE y GRATUITA, siempre que sea sin fines de lucro, respetando el texto y citando al autor. Si lo haces, me gustará saberlo. Será un placer que alguien los encuentre útiles para obtener fondos destinados a un fin solidario comprobable como, por ejemplo, ayudar a niños pobres. ¡Que DIOS te bendiga!

"Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente"

CÓMO VEO A DIOS




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...todos tendrán la libertad de profesar y mantener


sus opiniones en cuestiones de religión.





Thomas Jefferson





Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento,


de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad


de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad


de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.


Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.





Artículos 18 y 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos






Yo creo en DIOS.

Esa es una afirmación que solemos decir y escuchar con frecuencia.

Pero hay algo que nos diferencia a todos en cuanto a esa declaración.

Se trata de: la forma en que creemos en DIOS.

La mayoría de nosotros coincidiremos sobre que, independientemente de nuestras religiones, en definitiva, todos adoramos al mismo DIOS.

Sin embargo, curiosamente, estamos unidos por DIOS pero separados por la diversidad de credos.

Yo no profeso ningún dogma desde hace varios años.

Fui estudioso de muchas religiones y hablé con distintos miembros de cada comunidad para conocer con detenimiento su sentir.

Prácticamente, todos las ramas del cristianismo me son conocidas.

En particular me crié dentro de una familia católica. Sin embargo nunca fui estrictamente católico.

Por algún motivo sucedió, ya adulto, que necesité corroborar si la afirmación sobre el carácter mesiánico atribuido a Jesús estaba avalada por las profecías bíblicas.

Lo corriente es que las personas profesen la creencia de sus padres. Por lo tanto, esa investigación implicó aprender a desprenderme del hábito de tomar como cierto algo no investigado personalmente.

Conforme los resultados de mi análisis, Jesús no es el mesías.

Fruto de ello fue mi ensayo titulado "Así dice Yavé –Lo que la Biblia dice sobre el Mesías".

Quien lo lea se enterará sobre las razones que me llevaron a desestimar que Jesús sea el enviado profetizado en la Biblia y esperado por los judíos.

Siendo esto así, el cristianismo resultó ser para mí un dogma no apoyado por la fuente bíblica.

Más tarde, profundizando mi estudio, me encontré con que la propia Biblia es un texto escrito por hombres, fruto de la recopilación de varios documentos anteriores, con muy interesantes antecedentes sumerios y egipcios.

La mano del hombre se había posado en lugares que yo imaginaba exclusividad de DIOS.

Cualquier persona con corazón sincero y ganas de permitirse una investigación sin pasiones y sin miedo a la verdad puede encontrar material sobre este tema.

Para mi caso, hallarme frente a este nuevo panorama implicó que mi estructura de creencias se desmoronara.

Pero, atención: No estoy diciendo que a partir de ese momento ya no sabía en que creer. No.

Seguí creyendo en DIOS.

Siempre creí en DIOS.

DIOS nunca estuvo en juego.

Entonces, ¿Qué fue lo que sustenté, religiosamente hablando, de allí en más?

De eso se trata este breve trabajo.





Hablaré sobre: Cómo creo en DIOS.

Es indudable que muchos lectores estarán carentes de todo interés sobre mi punto de vista.

Si fuera un famoso actor, político o científico, la exposición que sigue valdría la pena para muchos.

Como soy un don nadie, me pregunté: ¿A quién podría importarle?

Y tengo mi respuesta: Estoy seguro que hay varias personas que pueden sentir como yo y, quien sabe, andamos solitos por el planeta cuando pudiéramos sentirnos acompañados.

La unión de quienes piensan o sienten igual o parecido, no es algo para descuidar.

Quizá este escrito pudiera también servir para apreciar cuantas cosas tenemos en común los seres humanos respecto a nuestros sentimientos para con DIOS, más allá de nuestra religión y aun sin ella en el sentido estrictamente formal de la expresión (doctrina, ritos, textos, etc.).

Como fuera, me permito aprovecharme de la posibilidad de exponer en Internet mi punto de vista sobre DIOS, esperanzado en que habrá muchos que disfruten de ella.

Si, con toda justicia, cada fe de este planeta tiene su espacio para exponer su creencia, no veo razón alguna para que yo me prive de hacer lo mismo.

Como dije, nunca dejé de creer en DIOS.

Mientras fui cristiano consideré a Jesús como algo distinto de DIOS (una idea similar al arrianismo). Para mí era el enviado de DIOS, el hijo de DIOS pero no DIOS mismo.

Al analizar las profecías mesiánicas encontré que no se cumplían en Jesús y por lo tanto sólo dejé de considerarlo como tal.

Pero el CREADOR, el HACEDOR de todas las cosas, DIOS, siguió firme en mi corazón.

Desde luego, entendí que si investigando las profecías mesiánicas me había encontrado con esta nueva revelación, mi trabajo no debía concluir allí.

Entonces me puse a indagar sobre el llamado Antiguo Testamento y comprendí que tampoco se trataba de una obra divina.

Estaba frente a un libro considerado sagrado por mucha gente pero nunca examinado con detenimiento o, más precisamente, con espíritu crítico por la gran mayoría.

Si uno lee sin temor, por ejemplo las notas al pie de la Biblia de estudio de las Sociedades Bíblicas Unidas (impresa en EEUU 1996) encuentra referencias a los "antecedentes no judíos" de algunos textos del Antiguo Testamento.

Sin embargo este hecho no llama a la reflexión a la mayoría de los creyentes.

Pero si nos interesamos en saber más sobre esos antecedentes de la Biblia encontraremos a estudiosos muy serios hablándonos con autoridad sobre ellos, tales como Samuel Noah Kramer, Jean Bottero, Aldo Ottolenghi o, el más conocido, Isaac Asimov.

Así me enteré que el Poema de la Creación de los sumerios (Enuma Elish) también habla de la hechura del hombre con polvo de la tierra (nada extraño para pueblos que tenían piel morena y trabajaban con esmero la alfarería); que antes de la de Noé existió otra historia del diluvio y su héroe se llamó Atrahasis, de la ciudad de Acad; que entre los Salmos bíblicos hay uno, el Número 104 o 103 según la versión que se tenga, que guarda una gran similitud con el Himno a Atón atribuido al faraón egipcio Amenofis IV (Akhenatón); o que algunos fragmentos del libro Proverbios son una adaptación del Libro de la Sabiduría del escriba egipcio Amenenope.

Seguramente, habrá más cosas por enterarse sobre antecedentes que influyeron en la composición de la Biblia o fueron incorporados conciente o inconscientemente en ella.

La circuncisión se encuentra ya en el antiguo Egipto, hace más de 4300 años, y llegó a ser condición necesaria para que los sacerdotes pudieran oficiar determinados ritos.

También parece ser que un elemento muy utilizado y valorado en Egipto, pueblo que esclavizó a los judíos, fue la levadura, por lo que presumo que la prohibición de su uso en la Pascua nace como un claro acto de repudio hacia los dominadores.

Volviendo a la circuncisión, es probable haya cobrado mayor auge entre los judíos durante su cautiverio en Babilonia, y esto no resulta extraño si se lo interpreta como un mecanismo de diferenciación y de repudio frente a los incircuncisos babilonios, ayudándolos además a unificarlos como pueblo.

El conocimiento relativamente masivo que desde principios del siglo XX se tiene sobre estos antecedentes históricos gracias al hallazgo de viejos manuscritos (Qumram, Tell el-Amarna, Poema de Gilgamesh, etc.) permite comprender más sobre la construcción del pasado que formó el libro más difundido de todos, la Biblia.

En particular, no me resulta traumático tener conocimiento de estas cosas. Es más, estoy agradecido a DIOS por permitirme investigar con serenidad y confianza en ÉL, en busca de información fidedigna.

Sé, por propia experiencia vinculada a mis comienzos en esta tarea de "revisión de mi fe", que un cierto temor nos invade.

Uno se dice a sí mismo: ¿Será esto así? Y si lo es: ¿Cómo no me di cuenta antes?

Lo que pasa es que, por regla general, son pocas las personas interesadas en plantearse si lo que creen en materia religiosa está asentado sobre una base sustentable más allá de la fe.

Por favor, entiéndase que esto no atañe sólo a los fieles que fundamentan su doctrina sobre la Biblia. Hablo de un hecho natural que es común a cualquier comunidad religiosa.

Y no sólo común a todas ellas sino también razonable y saludable (en cuanto no implique racismo o discriminación) porque cada cual tiene el derecho de vivir conforme su religión (cristiana, islámica, judía, budista, hinduista, etc.) y de ser feliz con ella.

Del mismo modo, también debe prevalecer el respeto a aquellos que decidieron examinarla y encontraron su lugar en otra fe, espacio filosófico, sentimiento personal o el propio ateismo.

Generalmente, como he dicho, heredamos la religión de nuestros padres y transitamos por ella sin cuestionamientos de importancia.

Quizá sólo nos revelamos cuando nos afrenta una injusticia inexplicable: una guerra, la pobreza, la enfermedad. Pero lo hacemos para reprochar a DIOS, sin darnos cuenta que cualquier cambio de situación depende, casi exclusivamente, de nuestra actitud individual y colectiva frente a la vida.

¡Cuántas cosas podríamos cambiar y no cambiamos!

Otro componente que juega un papel importante en nuestra conciencia a la hora de la exploración sobre nuestras certezas religiosas es el temor de que no se trate de una actitud autónoma del individuo sino de una influencia espiritual maligna.

La Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos, insiste en reiteradas ocasiones sobre este influjo malicioso para desviarnos de la fe (de esa fe) e invita a los creyentes a apartarse de los que desertan.

Teniendo esto presente, se entiende con facilidad el duro camino que deben transitar las personas que deciden analizar más profundamente su construcción religiosa.

Uno necesita ser aprobado por los otros y una forma de asegurarse ese beneplácito es tener gustos y creencias afines a las de los demás.

De tal modo que se juntan dos fuertes medios de presión: la creencia que algo sobrenatural nos está confundiendo para abandonar la fe y la reprobación de nuestros pares.

Pero algunos llegamos al punto en el cual preferimos transitar por un camino elegido libremente, sabiendo que estamos en nuestro derecho de que así sea, más allá de las penas o ataques de soledad que en ocasiones nos pueden zarandear.

Siendo el caso que seguimos creyendo en DIOS, ÉL es una fortaleza suficiente para sustentarnos.

Definir como veo a DIOS no es tarea fácil.

Cuando uno tiene una fe tradicional, generalmente posee un libro considerado sagrado del cual puede tomar múltiples pasajes para decirle a los otros: -¿Ves? Así es DIOS-.

Puede acudir a su dirigente eclesiástico o a su comunidad y pedir que ellos le expongan cómo es DIOS.

Los que no tenemos ese libro, ni ese pastor, ni esa comunidad, debemos elaborar con nuestras propias manos el edificio de la fe.

Para mi fortuna, la habilidad para escribir me permitió expresar a otros cómo veo a DIOS.

Lo hago en el poema "Digo DIOS"



DIGO DIOS



Cuando yo digo DIOS

estoy diciendo Todo

y a la vez estoy diciendo Nada;

digo Universo Infinito y Big Bang,

y Agujero Negro tragando una galaxia;

digo Luz y Sombra,

Vida y Muerte;

el Resplandor más fuerte,

la Oscuridad más cerrada;

digo el Desierto más grande que imagines

y a un mismo tiempo

la mayor fuente de Agua.

Digo todo lo que Existe y lo que No,

y por si no fuera clara mi palabra

digo CREADOR, pero no digo nunca

deificación de una cosa creada.



Este poema me ha permitido exponer dentro de la mayor concisión posible los conceptos básicos que constituyen mi idea sobre DIOS.

Hago uso de opuestos (todo-nada, luz-sombra, vida-muerte) para poner de manifiesto mi concepción de DIOS como unidad que todo lo abarca, sin excepciones.

Cierta vez, leyendo el libro de Isaías encontré un fragmento que de algún modo también refleja esta condición: "Yo creo la luz y la oscuridad, produzco el bienestar y la desgracia" (45:7).

Para mí DIOS es, a un mismo tiempo, el Todo y también la Nada, el Universo y el Anti-Universo, la vida y lo estéril.

En definitiva: Todo es DIOS, lo imaginable y aquello que no pensamos ni intuimos. Todo.

Y aunque resulte paradójico este Todo absoluto al que me refiero es a la vez la Nada absoluta.

DIOS es maravillosamente aterrador desde una contemplación con ojos humanos.

La inmensidad de DIOS sólo puede ser apenas percibida, por eso recurrir a los opuestos es una metodología útil a la hora de pintar su infinita magnitud.

Finalmente, los últimos versos dan cuenta de que queda excluida de mi ideario sobre DIOS cualquier pretensión de divinizar o transformar en sujeto de culto a una persona o una cosa.

Por supuesto, lo dicho es la resumida presentación de mi idea sobre el CREADOR.

Es mucho lo que uno puede decir sobre ÉL pero nunca será suficiente y es difícil que, después de tanto como se ha escrito a lo largo de los siglos, pueda agregarse algo nuevo.

En particular quiero recomendar la lectura del debate radial llevado a cabo en 1948 en el Tercer Programa de la BBC entre Bertrand Russell y el padre F. C. Copleston, sobre el tema "La existencia de Dios".

Se trata de un maravillo ejemplo de mutuo respeto por las ideas.

Pasando al tema de mi forma de comunicación con DIOS, no dista mucho de la frecuente.

Todas las mañanas rezo en agradecimiento por el despertar y para renovar mi compromiso de amor a ÉL.

Durante el día, son reiteradas las oportunidades en las que oro, pero de ningún modo lo hago de manera formal.

Procuro expresarme libremente.

Entiendo que DIOS sabe de antemano todo lo que deseo o pienso y por lo tanto considero la oración como una herramienta que muestra mi necesidad de ÉL. Es un privilegio que gozo no una obligación.

Es mi pequeñez la que me lleva a orar, a conectarme con el CREADOR para sentirme cercano a su presencia y a su amor.

DIOS no me necesita; yo a ÉL sí.

La considero de suma importancia ya que nos recuerda nuestro lazo con el que nos creó.

Nuevamente, como escritor quise exponer en la forma de lo que yo llamo un poema-oración (a la manera de los Salmos) mi alabanza al CREADOR.

Entendí que, dado que DIOS conoce todas nuestras necesidades, sería bueno no pedirle sino celebrarlo de tal modo que me sirva a mí mismo como recordatorio de su grandeza.

El poema-oración es el que sigue:



MI DIOS ES...



Mi DIOS es mi fuerza,

la razón por la que soy,

la certeza de mi eternidad,

la causa de mi paciencia,

el motor principal de mis acciones,

el director sobre mis trabajos,

la canción que me reanima,

el imbatible que me sustenta,

el gestor de mis victorias,

mi consejero desinteresado,

el que exige mi fidelidad,

el que me dicta,

el que me responde,

el que recibirá toda la gloria,

el que me ayuda a recordar mi pequeñez,

el que evita que me fascine en lo humano,

el que me enseña a estimar por igual al rey o al mendigo,

mi motivo de orgullo,

mi único Modelo,

mi único Líder,

mi único Gobernante,

mi único Dueño,

mi Amo absoluto.



Como aclaración, quiero decir que cuando digo "Mi DIOS...", ese "mi" no implica una pertenencia exclusiva.

Desde luego que DIOS no es mío.

Pero evalué que del mismo modo que cuando hablamos de aquellos seres que amamos decimos: "mi" esposa, "mis" hijos, etc., debía citar a DIOS de igual forma.

Puede apreciarse también que hay distintos atributos del CREADOR que amplían la exposición precedente sobre cómo lo veo.

Para finalizar quisiera esbozar mi deseo sobre que se promueva con fuerza la "comunión" de todos los credos de la Tierra.

Está siendo una actividad frecuente ver celebraciones conjuntas por ejemplo para recordar a los muertos por el terrorismo.

Eso es un acontecimiento excelente y una muestra de crecimiento espiritual sin precedentes.

Debemos procurar transformarlo en algo cotidiano que permita compartir los sentimientos de fe entre todos los que amamos a DIOS más allá del dogma elegido, e inclusive entre los ateos por supuesto.

Favorecer un intercambio respetuoso de conocimientos y vivencias, es saludable y nos mostrará que verdaderamente "somos hermanos" si decidimos serlo.

La Tierra es una y nosotros deberíamos trabajar por ella, todos juntos, como un solo hombre.

Unámonos, respetémonos, comprendámonos y favorezcamos una tarea a favor del bien común de todo el planeta, para desterrar todo mal.

No esperemos un milagro de DIOS. Hagámoslo.

El milagro que DIOS espera es el trabajo de todos a favor de una Tierra digna de nuestros niños y de nosotros mismos.

Que así sea.



Daniel Adrián Madeiro

Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Todos los derechos reservados para el autor.

DATOS DE HOY SOBRE EL MAÑANA




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Reflexiones sobre la situación de la niñez





Nuestra misión en el siglo XXI es colocar a los seres humanos


en el centro de todo lo que hacemos; es preciso comenzar con


los niños y las niñas, quienes tomarán el relevo más adelante...


Sólo así podremos lograr un mundo en paz y más equilibrado





Kofi A. Annan, Secretario General de las Naciones Unidas


Cita del Informe Anual 2002 del UNICEF





Las Tablas Estadísticas provistas por el UNICEF (1), tituladas "Estado Mundial de la Infancia 2005", son el resumen más reciente y completo al que podemos acceder para saber cómo están las niñas y los niños de la Tierra, cómo las mujeres, cómo las poblaciones en general.

La atenta lectura de esas diez tablas, colmadas de datos, volcadas sobre cuarenta páginas tamaño carta, resulta una actividad reveladora.

Comprender la relación de esos números que tenemos frente a nosotros con respecto a nuestras vidas y al futuro común, es fundamental para ayudar a la construcción del mañana.

Para mi uso personal elaboré una síntesis de esas tablas. Había pensado en incorporarla al final de este escrito pero advierto que no sería lo mejor.

Por un lado, son datos parciales (en especial referidos a la República Argentina) por lo que no están incluidos los restantes países que componen la región de América Latina y el Caribe.

Por el otro, me gustaría que leyeran la información completa, los valores mundiales. Eso les permitirá tener un panorama general muy necesario, a la vez que acceder a la información correspondiente a su propio país.

Las Tablas Estadísticas "Estado Mundial de la Infancia 2005" (2), pueden bajarse en formato PDF del sitio del UNICEF.

También hay más material informativo digno de ser leído.



Como metodología, para comprender el estado de situación de la niñez en la región de América Latina y el Caribe o de cualquier otro lugar de nuestra única casa, la Tierra, me parece provechoso exponerlo recurriendo a ejemplos con mi propia familia y vincularlos a algunos de los porcentajes presentados en la Tabla.





Comenzaré por decir que hace un par de días atrás le leí a Camila, mi hija menor, un cuento de la escritora venezolana Celeida Bermúdez, titulado "Los perros verdes".

A Camila le encantó el relato. Escuchó atentamente la lectura de sus cinco páginas y pudo comprenderlo sin dificultades.

Ella tiene 9 años y está actualmente en 4to. grado.

Nosotros estamos en la República Argentina donde un 93 % de los niños completan el 5to. grado.

Para la región de América Latina sólo un 82 % alcanza ese objetivo.

Ella es una afortunada. No está formando parte del 18 % regional que no goza de la posibilidad de completar ese ciclo escolar elemental.

Ellos carecerán de una educación que les brinde mayores posibilidades de desenvolverse con éxito durante su vida.



Mi hijo Damián, de 13 años, tiene una contextura robusta, mide aproximadamente 1,67 metros y pesa cerca de 66 kilos. Su desarrollo físico está dentro de lo esperado.

Si se observa su libreta sanitaria, en la que están anotados los registros periódicos de su peso y talla desde su nacimiento, se verá que su crecimiento se mantuvo dentro de los parámetros deseables. También es afortunado.

En América Latina un 10 % de los niños nacidos entre 1998 y 2003 ha tenido un peso menor a los 2.500 gramos. Y para el mismo período un 16 % de los niños menores a 5 años padecieron cortedad de talla moderada y grave.



Mi hija mayor, Natalia, de 18 años, sabe desde hace tiempo lo necesario sobre prevención contra el SIDA y la importancia del uso de preservativos.

Hasta el presente ninguno de los integrantes de nuestra familia padece SIDA.

Pero esta enfermedad es motivo generalizado de preocupación por lo cual la Organización Mundial de la Salud junto al Banco Mundial y los gobiernos de cada país realizaron una campaña mundial de divulgación.

Dos millones de personas entre 0 y 49 años, padecen SIDA en América Latina y el Caribe.

Según datos del Banco Mundial el contagio de madre a hijo es la causa de más del 90% de todas las infecciones de VIH en niños menores de 15 años (3).

También señala respecto de los más de 400 millones de personas en el mundo que viven con algún tipo de limitación física, sensorial, intelectual o mental, que en particular el nivel de abuso hacia las mujeres discapacitadas es bastante alto y es común que tengan varias parejas sexuales y se contagien de SIDA (4).

Evidentemente, también Natalia es afortunada.



En toda la Tierra hay distintas formas de padecimiento. La pobreza y sus aliados: la enfermedad, el analfabetismo, el hambre, la falta de libertad, etc. asolan el planeta.

Pero sigamos con los ejemplos. Pongamos por caso a mi ex esposa. Ella tiene 36 años y goza de buena salud. No nos resulta extraño. Pero, tal como me dijo ella misma cuando le comentaba algunos datos extraídos de las Tablas del UNICEF, ha superado en dos años la esperanza de vida que tienen en la República de Sierra Leona, ubicada en el oeste del continente africano (34).



En cuanto a mí en particular puedo decir que, gracias a DIOS, disfruto de tener trabajo como empleado en tareas administrativas. Esto me permite cubrir las necesidades básicas de mi grupo familiar y llegar al fin de cada mes sin demasiados sobresaltos.

Pero soy consciente de que en el mundo la pobreza afecta la vida de más de mil millones de personas que viven con menos de 1 dólar por día (¿Será justo llamar a eso "vivir"?).

Yo no estoy entre ellos. Sin embargo, también debo ser realista y asumir que si me quedara sin trabajo y teniendo en cuenta mi edad (47) rápidamente ingresaría a ese grupo o a otros más o menos similares como el de aquellos niños, mujeres y hombres, que todas las noches veo recorrer los centros urbanos recogiendo papeles, botellas y alimentos que extraen de la basura.



Finalmente, es muy probable que hayas accedido a la lectura de este escrito a través de un portal en Internet o por un correo electrónico. También eres afortunado.

En la región de América Latina y el Caribe sólo 8 personas de cada 100 tienen acceso a Internet.



Como se puede ver, quizá nuestro grupo familiar (tanto el mío como el tuyo) esté disfrutando, al menos momentáneamente, de salud, educación, estabilidad económica, etc. pero estas condiciones que nos resultan tan habituales en nuestra vida no son la moneda corriente para muchas personas de América Latina y el Caribe. Las cifras son aún más alarmantes vinculadas a África y Asia.

Muchas tareas se vienen realizando desde hace varias décadas para ayudar a tanto mal.

Y si tomamos uno de los parámetros más relevantes de las Tablas Estadísticas del UNICEF, el vinculado a la Tasa de Mortalidad de Menores de 5 años en todo el mundo, observaremos un avance alentador.

En 1960 morían 198 niños cada mil nacidos vivos; para el 2003 esa tasa descendió a 80.

Queda mucho por hacer pero se ha hecho mucho también.

Diversos organismos actúan junto al UNICEF contribuyendo al objetivo de colocar a la infancia en el centro de todo lo bueno por hacer.

Un ejemplo de ello puede leerse en un cuadernillo de poco más de cincuenta páginas titulado "Trabajando por la Infancia -Algunas historias sobre nuestra labor conjunta en América Latina"(5).

Se trata de cinco historias que refieren el trabajo conjunto del UNICEF y el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) en República Dominicana, Guatemala, Colombia, Honduras y Brasil.

Nos enteraremos que en América Latina, anualmente, cerca de 1 millón 200 mil niños no son registrados (niños fantasmas, sin derecho a la educación por ejemplo). Esto es algo sobre lo que se está trabajando en República Dominicana.

También que unos 82 millones de niñas y niños menores de 12 años viven por debajo de la línea de pobreza.

Que en Guatemala se realizan trabajos a favor de una cultura para la paz en socorro de los niños que sufrieron las consecuencias directas o indirectas de ataques armados, o fueron testigos de amenazas y torturas a familiares o conocidos.

Sabremos cómo se gestó el proyecto de la Escuela Amiga de los Niños y las Niñas en el norte de Colombia.

Cómo se lucha contra el SIDA en Honduras.

Al final nos encontraremos con la tarea de la Pastoral de la Crianza en Brasil, donde el trabajo realizado por 150 mil voluntarios, a favor de los niños y la población en general, requeriría 70 millones de dólares anuales si tuvieran que asumirse los costos económicos.



En mayor o menor grado, así sucede en toda la Tierra.

Sin duda, hay mucho aun por hacer y no estaría errado quien pensara que todo sería más rápido si, por ejemplo, se gastaran menos recursos económicos y humanos para el desarrollo armamentista y se los destinara para los niños.

¿Nos quedamos esperando hasta que eso pase?

Que esa situación se revierta es tarea de todos. ¿La asumiremos todos? ¡Quién sabe!

Mientras tanto, lo importante es tomar conciencia de que el mundo, respecto de nuestro tema, se podría dividir en dos: los que necesitan ayuda y los que pueden ofrecer alguna.

Entre los necesitados sería injusto pedirles que por sí mismos solucionaran sus problemas. Es evidente que lo habrían hecho de haber podido.

Por supuesto, hay entre ellos quienes están capacitados para efectuar algún aporte positivo.

El que se interesen en tomar conciencia de sus propios problemas y comprendan la importancia de unirse en acciones conjuntas, es una contribución primordial a favor del propio bienestar.

Pero la mayor responsabilidad está en aquellos que disfrutamos de una vida sin mayores problemas, de una cotidianidad sin sobresaltos abrumadores.

Cada cual brinda lo que puede. No considero justo juzgar a las personas por la cantidad de sus obras. Muchas razones pueden inclinar a alguien a hacer o dejar de hacer, a dar todo o poco. ¿Quién está capacitado para medir con justicia?

Desde luego, esto no incluye a los que por su condición de dirigentes, funcionarios o autoridades de diversos tipos de organismos vinculados al bienestar de las sociedades deben cumplir activa y eficientemente con su rol.

Pero en esto de hacer algo a favor de los que lo necesitan, cada uno de los que podemos, debemos hacer nuestro aporte conforme nuestra capacidad.

Yo, humildemente, considero que lo mejor que puedo hacer a favor de las niñas y los niños del planeta es escribir sobre ellos para inspirar y alentar el trabajo de todos aquellos que deseen sumarse a las diferentes áreas de ayuda.

DIOS quiera que este aporte sea de utilidad.

Hay quienes, en cambio, realizan otro tipo de tareas. Los nombré antes: son aquellas personas que, anónimamente o no, se ocupan de dar comida, asistencia médica, educación, asesoramiento, esperanza, alegría y amor a los niños, a las mujeres, a los discapacitados.

En Argentina son centenares las instituciones que día a día trabajan por un mundo mejor. En el mundo, miles.

Tuve la dicha de intercambiar correos electrónicos con algunas de ellas aquí y no quiero dejar de expresar mi alegría y reconocimiento por su obra y mencionarlas. Son: MANOS POR HERMANOS –Comedores Infantiles- (http://www.manosporhermanos.org/); HOGAR DE NENES Fundación Maria Virgen Madre (hogardenenes@fibertel.com.ar); FUNDACIÓN CIMIENTOS (http://www.cimientos.org/); REVISTA INFANCIA Y JUVENTUD (http://www.infanciayjuventud.com/); Asociación Matilde Vara (http://www.elarmadero.org.ar/) ; REDI Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (redi@ddnet.com.ar); y http://www.redconfluir.org.ar/ (diarios@redconfluir.org.ar).

Visitar estos portales y tantos otros que trabajan por los niños y los adultos necesitados, en todo el mundo, es otra forma de saber lo que está pasando, más allá de lo que dice el noticiero televisivo.

Merecen nuestro respeto y necesitan nuestro apoyo.



DIOS quiera (y todos nosotros hagamos lo necesario) para que "Construyamos una Tierra digna de nuestros niños".

No se trata sólo de una obligación.

Debiera verse como una ineludible cuestión de sentido común.

¿Hay alguno entre nosotros que puede ser feliz rodeado de infelicidad?

¿Acaso no es gratificante y hasta contagioso ver a otros gozando de la vida?

¿No es saludable a la vista y al corazón ver a los niños jugar despreocupados?

¿Hay quien prefiera verlos mendigando o comiendo las sobras que otros tiran?

¿Alguien desea para sí mismo pobreza, enfermedad o analfabetismo?

¿Acaso eso es algo aceptable para otros, incluidos los niños?

¿Queremos que los seres que amamos tengan un mundo mejor?

Entonces no podemos dejar afuera a nadie, conocido o no, en la tarea de hacer un mundo mejor "para todos".

Las casas se construyen ladrillo a ladrillo.

Edifiquemos el más hermoso refugio de solidaridad y amor para la niñez dentro de esta única casa en la que vivimos más de "seis mil millones de potenciales constructores".

No lo dudes.

No te quedes quieto.

Construyamos una Tierra digna de nuestros niños.



Daniel Adrián Madeiro

Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Todos los derechos reservados para el autor.



Notas:



1 UNICEF: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. Sitio en español:

http://www.unicef.org/spanish/

2 Tablas Estadísticas "Estado Mundial de la Infancia 2005". En formato PDF:

http://www.unicef.org/spanish/sowc05/SOWC05_Tables_sp.pdf

Ver también: http://www.unicef.org/spanish/sowc05/statistics.html

3 http://www.bancomundial.org/temas/sida2004/contagio.htm

4 http://www.bancomundial.org/temas/sida2004/discapacidad.htm

5 Trabajando por la Infancia -Labor junto al Consejo Episcopal Latinoamericano: www.unicef.org/spanish/media/files/Unicef5Historias.pdf



NOTA DEL AUTOR: Usted puede disponer libremente, de manera parcial o total, del contenido de este escrito titulado "DATOS DE HOY SOBRE EL MAÑANA - Reflexiones sobre la situación de la niñez". Queda prohibido su uso con fines comerciales.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS




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Escribir da grandes satisfacciones.

Sofía, una estudiante de quinto año del Colegio Godspell de Buenos Aires, por alguna razón encontró en Internet un escrito de mi autoría.

Poco después me envió un correo electrónico consultándome la posibilidad de realizarme algunas preguntas referidas a la locura y la genialidad, para un trabajo práctico que debía presentar en su Institución.

Alegre y sorprendido por su propuesta, le respondí que con todo gusto accedería.

Sé que le ha ido bien y, autorizado por ella, quiero presentar el material que resultó de este inesperado intercambio.





¿Qué es para usted la genialidad?



La genialidad es definida como esa capacidad intelectual extraordinaria que presentan algunos individuos por la que sobresalen en su actividad muy por encima del resto.

Efectivamente, esas personas existen.

Pero me pregunto: ¿Es la genialidad un hecho excepcional tal como lo definimos o se trata de una realidad común a un alto porcentaje de la humanidad pero no alcanzada por todos debido a factores externos (económicos, culturales, religiosos, etc.)?

Expuesto de otro modo: ¿Qué pasaría si la mayoría de las personas en lugar de estar inclinadas a la comodidad lo estuvieran al esfuerzo intelectual?

La capacidad intelectual de los niños mal alimentados es profundamente inferior a la de aquellos que reciben la dieta adecuada junto a los cuidados médicos propicios para cada edad.

Es más, los niños subalimentados pueden sufrir daño neuronal irremediable. Jamás podrán pensar como tú o yo. Nunca podrá saberse si hubieran sido genios.

Por eso, la genialidad no me parece en sí, un suceso excepcional, un prodigio. Lo es porque no todo el mundo es entrenado en ello.

Cada día queda más demostrado, incluso hay escuelas especializadas al respecto, que se trata de un proceso de desarrollo intelectual que acontecería con frecuencia en cualquier ser humano si recibiera la alimentación, preparación académica y sustentación económica adecuadas.

En mi ensayo "Cuestiones relativas a la altura del ser", abordo este tema.







¿Quién o qué determina si una persona es genio o no?



Considero que se trata de una cuestión en la que se mezclan la suerte, la posición económica y la mercadotecnia (marketing).

Quizá también lo político.

Sobre este último punto puede ser de interés tener presente la entrega de los conocidos premios Nobel a los cuales se les atribuye en muchos casos (en particular el de la Paz y el de Literatura) ser fruto de una determinación de carácter político.

Por lo demás, podemos apreciar como la publicidad ayuda a la formación de "estrellas"; como el dinero permite acceder a estudios y materiales imprescindibles a la hora de desarrollar el propio talento; o como un golpe de suerte (esto es encontrarse en el lugar indicado en el momento preciso) puede transformar la vida de una persona elevándola a una posición insospechada.

Creo que viene a cuento citar un párrafo de mi trabajo "El escritor en el Nuevo Milenio –I-" donde hablando sobre la Internet propongo: "Imaginemos a Gustavo Adolfo Bécquer y Rubén Darío, vivos hoy, publicando sus obras en portales literarios como muchos de nosotros. Olvidemos que se trata de ellos. Súmale tus poemas y los de aquel o este desconocido. ¿Qué dirían los lectores?. ¿Pudiera verse afectado su posible celebridad sobre la base de la aceptación o no de los ciber-lectores?".

Y en "El escritor en el Nuevo Milenio –II-" en respuesta a ello digo: "Esta cuestión no encierra un desconocimiento sobre la calidad de sus trabajos literarios. Refleja simplemente el hecho que, en la realidad actual, bajo igualdad de condiciones, dos personas universalmente reconocidas como celebridades literarias, actuando de forma anónima, podrían no trascender. En realidad, en lo personal, estoy seguro que sería así.

... descubrir Internet, cosa que yo evitaba, por ignorancia, por prejuicio, me hizo saber que existen miles o al menos cientos de excelentes escritores en este planeta; también miles o cientos de maravillosos pensadores que expresan sus ideas con sencillez y precisión".

Indudablemente, pienso que hay muchas circunstancias que determinan la etiqueta de "genio". Pero son arbitrarias.





¿Cree usted que la genialidad va siempre de la mano con la locura o por lo menos en algunos casos? ¿Por qué?



Como queda dicho la genialidad no me parece en sí, un suceso excepcional, un prodigio. Lo es porque no todo el mundo es entrenado en ello... acontecería con frecuencia en cualquier ser humano si recibiera la alimentación, preparación académica y sustentación económica adecuadas.

Por lo tanto, por tratarse de algo que no implica ninguna constitución particular de nuestro cerebro, tampoco me parece necesario asociarlo a la demencia.

Pensemos en la locura de Vincent van Gogh o de Friedrich Nietzsche, ¿Por qué vincularlas con su capacidad creativa? ¿No estarán más asociadas a su carácter para el primero y a la sífilis para el segundo?

De todos modos esto nos plantea otro tema ¿Qué es la locura?

Propongo la lectura de tres breves escritos: Surrealismo y Psiquiatría (André Bretón), Sexualidad y soledad (Michel Foucault) y Carta a los médicos directores de manicomios (Antonin Artaud).

Para concluir sobre el vínculo genialidad y locura, considero que se trata más de un mito que de una realidad. Quizá una justificación útil para aquellos que no tienen ganas de darle duro a la exploración y explotación de sus propias habilidades.





¿Cree que en la actualidad existen más genios que antes? Si cree que no, ¿A qué se debe? Y si cree que sí, ¿se debe a la mala concepción del término?



Definitivamente, sí.

Todos los días vemos desfilar en los noticieros genios anónimos en los campos científicos y artísticos por ejemplo.

En particular las ciencias, que tuvieron un avance tan significativo, son una muestra de que el intelecto humano, sin censura, provisto de información fidedigna y con un esfuerzo consecuente, logra lo insospechado.

Genio siempre fue tomado como algo prodigioso: nunca debió ser así.





¿Se puede adquirir la genialidad siendo un hombre "ordinario"? ¿O se nace con ella?



No existen hombres "ordinarios", existen "hombres y mujeres" que si gozaran de igualdad de condiciones y oportunidades "serían como dioses" como dijo Chejov.

No se nace. Se hace.





¿Cree que la genialidad es una característica positiva en todos los sentidos? ¿O podría llegar a ser una "carga"?



Siempre es algo positivo. Es la persona desarrollando su capacidad creativa en el campo que eligió.

Sólo si se forzara una actividad no deseada sería carga.

Imaginemos a niños separados desde pequeños de sus familias para ser "capacitados" en funciones determinadas por el estado.

Sería una catástrofe para el individuo.

Pero el desarrollo intelectual al máximo, en un marco de libertad y respeto, no es carga para nadie.



Daniel Adrián Madeiro

Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Todos los derechos reservados para el autor.

PARA NO PERDER LA BELLEZA DE LA VIDA




Foto Daniel Adrián Madeiro



Yo puedo escribir esto.

Pero, ¿sabes algo?, podría suceder que no pudiera.

Si a poco de sentarme ante el teclado para intentar expresar mi pensamiento una daga se enterrara en mi espalda o una bala me atravesara el cráneo, yo no podría hacer nada.

Esto, no lo habría escrito jamás.

Nadie llegaría a saber de este pensamiento mío.

Sucede que esto: que yo escriba o lea, haga o deje de hacer, es una actividad posible en tanto que estoy vivo.

Es así. Por supuesto, también para ti.



Y suponiendo que otros puedan escribir exactamente lo mismo que yo, o leer lo mismo, o hacer o no hacer, esa sería, no obstante, su actividad. Nunca la mía sino la de ellos.

Si tú y yo decidiéramos (y pudiéramos) crear las mismas cosas simultáneamente y con un grado de igualdad cargado de perfección, pasaría lo mismo.

Lo tuyo, aunque igual a lo mío, sería tu obra, y lo mío, aunque igual a lo tuyo, sería mi obra.



Y esta introducción sólo pretende mostrar, de manera sencilla, que la obra de los seres humanos, aunque idéntica, siempre es personal, única, irrepetible.

Esto es así porque cada ser humano, cada persona es única e irrepetible.

No importa que puedan clonar. Nadie será como Tú y nadie podrá ser Tú.

Eres único aunque miles o millones de espejos genéticos llamados clones quieran engañarte.



También esto hace evidente que toda obra es fruto de la vida, de los vivos, jamás posible para los muertos.



Somos únicos e irrepetibles.

Nadie puede hacer lo que hacemos como lo hacemos, pensar como pensamos, sentir como sentimos, amar como amamos, vivir como vivimos.



Somos únicos, nunca podrá haber otro igual a nosotros.



Y cuando dije al principio que nadie sino sólo yo puedo escribir esto, no fue creyéndome especialmente dotado para hacerlo ni mucho menos, sino por las razones hasta aquí vistas: que toda obra es única porque cada uno de nosotros lo es también.

Y allí hice referencia a la muerte como una causa poderosa e irresoluble que me impediría escribirlo.

La muerte, sí, la muerte, me arrancaría “para siempre” la posibilidad de manifestar mi ser en el hacer o el no hacer.







Y a partir de los puntos expresados podemos resumir lo siguiente: Yo disfruto del don de la vida porque nada ni nadie me la ha quitado aún.

Con mi muerte yo y sólo yo dejaría de existir.

Porque cuando alguien muere, muere alguien que nunca más se repetirá.

Hasta donde podemos saberlo, pasamos una sola vez por esta vida.



Si porque estoy vivo es que puedo escribir esto y si me mataran, por ejemplo, no podría hacerlo, y siendo esta escritura algo que sólo puedo hacer yo como una de las formas a través de las cuales “soy”, entonces si mis padres, a poco de gestarme me hubieran matado dentro del seno materno, entonces yo y sólo yo jamás hubiera tenido la oportunidad de la vida en este mundo. Habría perdido la oportunidad de escribir esto.



El que yo soy hoy, un hombre de cincuenta años, con una familia, con sueños, agradecido a la vida, este que te escribe, primero fue un único e irrepetible embrión y un feto y un bebé.



Si me mataran ahora mismo, yo dejaría de existir.

Si me hubieran matado en el seno de mi madre, yo, no otra cosa sino yo, Daniel Adrián Madeiro, el que ahora escribe esto, habría muerto.

Si eso te hubiera pasado a Ti, no estarías leyéndome.

Ambos nos habríamos perdido, irremediablemente, la belleza de esta vida, la oportunidad de cada día.



Daniel Adrián Madeiro



Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Todos los derechos reservados para el autor.





NOTA: Este material, como cualquier otro de mi autoría publicado en Internet, es de distribución libre y gratuita.

lunes, 11 de febrero de 2013

UNA MARAVILLA

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Cuando leemos, alguien habla dentro de nuestra mente.

Siempre nos sucede. 

Alguien, que no somos nosotros, resuena en nuestra cabeza al ritmo que avanzamos en la lectura.

En este mismo momento, ¿No estás escuchándome?.

Si, estoy hablándote.

Es como si me hubiera instalado en tu cerebro y allí oyeras mi voz.

Pero, físicamente, estoy en el papel. Soy el fruto de tu conocimiento del valor fonético de cada letra combinada en cada palabra hasta integrar las oraciones que conformarán todo el texto.

Quizá, tomar conciencia de esta particularidad maravillosa -que yo hable dentro de ti mientras lees-, te ayude a entender porqué la palabra tiene un poder mágico.

Ahora mismo, puedo gritar muy fuerte: “¡Socorro!, ¡Ayúdenme!, ¡Estoy aquí!”.

Puedo susurrar en tu oído: “¡Por favor, que nadie se entere de nuestro secreto!”.

Me escuchas recordarte: “¡Nunca bajes los brazos!”.

Tan mágico es el poder de la palabra que, cuando termines de leer, ya no escucharás mi voz.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor

CÓMO ENCARAR UNA HOJA EN BLANCO

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Señor: en el divino orden del universo,
mi corazón, mis labios se mueven para el verso.

A un señor muy rico para que nos regale una casa – Baldomero Fernández Moreno

Hace poco, un mediodía, un amigo, Emanuel Alegre, me propuso que escriba algo vinculado a la situación del autor frente al papel en blanco.
Por acceder a su invitación, aquí estoy ante la hoja vacía.
Delante de mí un “nuevo documento en blanco” del Word espera mis palabras, anhela mis enunciados.
Sería irresponsable de mi parte decir qué sienten los escritores ante esta situación. Me conformo con hablar de aquello que pasa conmigo.
En principio, no me encuentro nervioso, no tengo miedo de no saber qué escribir.
Quizá alguien suponga mal y considere ésta una actitud personal presuntuosa.
No es así.
Es que si ahora estoy frente al papel, es porque ayer me tomé el tiempo y la distancia necesarias para evaluar qué hacer con él; si decidí encararlo, es que tengo la firme resolución de vencerlo.
Me fascina escribir y más aún que me propongan temas que me obliguen a despertar mi imaginación e inteligencia.
En todo caso, el problema no es el papel vacío sino la imaginación apagada, la inteligencia dormida, la falta de amor genuino por la palabra escrita y sus destinatarios.
Y no se trata de lo que se llama inspiración; la cosa no es esperar ese momento mágico que nos condiciona como autómatas para obrar el hecho artístico a partir de ese punto.  Porque: si las lluvias de agosto mojan las alas de las musas ¿No escribiremos?
Siento el ser escritor como el vivir necesitando plasmar cada instante de la vida nuestra, de ellos, de todos, en el papel; hablar de lo que queremos y lo que quieren; de lo que hacemos y lo que hacen.
Recuerdo una “plegaria” pagana que dice:

¡Inteligencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!

Juan Ramón Jiménez, su autor, le pide ayuda a la inteligencia.
Si no hay un pensador primero, no puede haber un escritor después.

Daniel  Adrián  Madeiro

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Todos los derechos reservados para el autor.

YO HARÉ, TÚ HARÁS, NOSOTROS HAREMOS

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Se me está haciendo la noche
en la mitad de la tarde.
No quiero volverme sombra,
quiero ser luz y quedarme.

Frag. de la zamba Quiero ser luz – Daniel Reguera

-Yo escribiré este artículo. Tú lo leerás. Ambos estaremos momentáneamente unidos por él, pensando y sintiendo las palabras que lo forman-.
Aceptamos sin dificultad el enunciado anterior como si se tratara del más firme axioma.
Sin embargo, dar esto por cierto es basarnos en espuria futurología.
¿Puedo asegurar que no dejaré inconcluso este escrito?.
¿Puedes afirmar que lo leerás pase lo que pase?.
¿Podemos garantizar que lograremos compartirlo?.
No. No podemos.
¿Por qué?. Porque una profunda incertidumbre ante lo que sucederá en el próximo segundo, es la única certeza que tenemos por delante.
-Así que yo también tendré que morir como Enkidu. ¡La desesperación me inunda el corazón!-. Esas son las palabras de Gilgamés quien, ante la muerte de su amigo, toma conciencia de su propio e irremediable futuro.
Sus palabras reflejan lo que con frecuencia observamos en nuestra experiencia infantil.
Camila, mi hija menor, hace un tiempo atrás, solía despertarse temerosa algunas noches pensando que podía morirse. Como el héroe sumerio, ella también tomó conciencia de su mortalidad.
Quizá este abrumador descubrimiento sobrevino, principalmente, a raíz de la pérdida de una de sus abuelas; sin duda la proximidad afectiva fue el desencadenante de su alarma que se venía gestando desde antes por la visión de escenas en televisión o por la escucha de conversaciones de adultos.
Como sea, para todos, hay un punto en nuestra infancia donde nos percatamos que moriremos y... los adultos que nos tutelan también.
Y la angustia se tornaría inmanejable si no pudiéramos abrigarnos bajo las alas de un ser inmortal y omnipotente al que llamamos DIOS.
Poco a poco, vamos incorporándonos a un juego entre la conciencia de finitud y la esperanza de eternidad.
Las más de las veces, y aun cuando nuestro deseo de objetividad en el asunto sea el más fuerte y sincero, todos queremos que sea verdad que la muerte no existe.
No nos afligen del mismo modo la matanza de gallinas o vacas, el envenenamiento de cucarachas u hormigas, ni las flores marchitas o las hojas secas de los árboles. Todas formas de vida que perecen como nosotros. Para ellas no hay eternidad.
¿Para nosotros, sí?.
Una de las plegarias que los egipcios anotaron en el Libro de los Muertos dice: “¡Salve, Osiris, padre mío divino!. Lo mismo que tú, cuya vida es imperecedera, mis miembros conocerán la vida eterna. No me pudriré. No seré comido por los gusanos. No pereceré. No seré pasto de la miseria. Viviré, viviré”.
No está de más recordar que citas similares, más lejanas o cercanas a nosotros, se pueden encontrar en todas las religiones, incluso en las actuales.
Somos los únicos seres de este planeta que reniegan de su destino final. Los únicos que no admiten la definitiva desaparición de su rostro en los espejos.
La perdida de un ser querido cambia todos nuestros planes, toda nuestra visión del futuro, ahora sin él.
Ante ello, iba a decir que “no es fácil aceptar” que nuestros padres, hijos o cónyuges, por ejemplo, ya no existen, ya no son. Pero la expresión “no es fácil aceptar” es inapropiada. Lo que realmente creo es que es imposible dejar de pensar que están vivos de algún modo. El más racional de los seres, debe admitir esto.
Sus voces resuenan en nuestra mente; su ropa, sus muebles, sus fotos, nos ilusionan haciéndonos pensar que regresarán como lo hace un viajero.
No nos resignamos a aceptar que la muerte sea más poderosa que nosotros.
El sentimiento de la unidad indestructible de la vida es tan fuerte e inconmovible que repugna y niega el hecho de la muerte. En el pensamiento primitivo jamás se considera la muerte como un fenómeno natural que obedece a leyes generales; su acaecimiento no es necesario sino accidental. Depende, siempre, de causas singulares y fortuitas; es obra de hechicería o de magia o de alguna otra influencia personal hostil” (Antropología filosófica - Ernst Cassirer).
Esta ancestral creencia en la invulnerabilidad de la vida es lo que llevó a los hombres primitivos a enterrar a los muertos con sus bienes, a veces con sus familias y esclavos, para que les sirvan en esa “otra vida” a la que iban.
Es el mismo sentimiento que moviliza a personas como el Dr. Raymond Moody a escribir libros como “La vida después de la vida” o al periodista Víctor Sueiro a realizar el ciclo televisivo “Misterios y Milagros”, a partir de su experiencia personal tras haber sido declarado clínicamente muerto.
Y es posible que la vida después de la muerte exista. No es un hecho que yo esté en condiciones de demostrar. De igual modo, también es probable que no la haya. Cualquiera de ambas posibilidades, al menos hasta hoy, no pueden ser probadas de manera irrefutable.
Sí podemos asegurar que la muerte existe. Nada sobre el después.
De todos modos, seguiremos planificando día a día, hora a hora, nuestras acciones. Planearemos las vacaciones venideras, la fecha de nuestro casamiento, la reunión con amigos, el próximo libro por leer.
Nos olvidaremos, naturalmente, que la muerte está delante nuestro, quizá sentada al lado. Que no discrimina entre chicos y grandes, ricos o pobres, sanos o enfermos, negros o blancos, mujeres u hombres, sabios o burros.
Con su actitud imparcial puede que nos esté diciendo que nos dejemos de perder el tiempo en segregaciones, en conflictos, en disputas que ella no hace y que atendamos debidamente a nuestro único propósito: ENALTECER LA VIDA.
Uno de los versos de “La aldea de Kiang”, del poeta Tu Fu, dice: “El sino respetó mi juramento de volver vivo”. También a mí me permitió terminar este escrito. Es mi mayor deseo que te permita a ti leerlo y a ambos sentirnos momentáneamente unidos.

Daniel  Adrián  Madeiro

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Todos los derechos reservados para el autor.

PALABRAS PRELIMINARES

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¡Es tan cómodo ser menor de edad!. Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea”.
Esas palabras forman parte de “¿Qué es la ilustración?”, un breve escrito de cuatro páginas del filósofo alemán Inmanuel Kant.
Nos informa Michel Foucault, en un trabajo suyo elaborado 200 años después de aquel, que se trata de la respuesta que, a la pregunta precedente, remitió  I. Kant al periódico alemán Berlinesche Monatschrift, publicada en noviembre de 1784.
Agrega que la respuesta de Kant muestra a la Ilustración como una salida, como “un proceso que nos libera del estado de tutela... un estado de nuestra voluntad que nos hace aceptar la voluntad de otros”.
Durante el siglo veinte, el monumental crecimiento tecnológico y científico a permitido desarrollar una verdadera ciencia del dominio de la “opinión pública”.
De la mano de los medios de comunicación y del amplio conocimiento que se tiene sobre el comportamiento humano, nos acostumbraron a valorar positivamente el que “con sólo poder pagar, no tengamos necesidad de pensar”; se ha desarrollado un estado en nuestra voluntad “que nos hace aceptar la voluntad de otros”.
Sin embargo, todavía podemos acceder por diversos caminos al desarrollo de cierta independencia intelectual; a una liberación, al menos parcial, de las influencias que los otros –con o sin intención- pueden ejercer. El procurarnos un amplio bagaje de conocimientos, una sólida formación cultural, es un elemento vital para ese fin.
Desde luego, nada sirve por si solo y menos aún si no se tomó conciencia de lo peligroso que es leer o escuchar sin parapetarse en el análisis de lo que se recibe. 
Para las personas que tomaron por costumbre cultivarse y revisar los contenidos ideológicos que se nos presentan por intermedio de la televisión, la radiodifusión y los diarios y las revistas y, en especial, para los estudiantes abocados a las carreras de Periodismo y de Ciencias Políticas, recomiendo leer atentamente “EL ESPECTÁCULO POLÍTICO”.
Se trata de una excelente selección de textos, realizada por Víctor Zaza Trigo, que nos permiten comprender los mecanismos de difusión ideológica y de propaganda política más relevantes de la última centuria.
La acertada inclusión de treinta y ocho aforismos que prologan el cuerpo principal de la obra, despiertan uno tras otro nuestra sed de adentrarnos en lo que vendrá.
Luego, bajo el título: “Propaganda, publicidad y medios de comunicación en los sistemas políticos modernos”, nos compenetramos en las razones que han llevado a esta forma de mercadotecnia política. Dice un párrafo de su primer texto: “Para Jacques Ellul, han sido las masas las que han hecho que la propaganda sea posible. Tiene que darse una combinación de fenómenos demográficos como son el aumento en la densidad poblacional y las concentraciones urbanas. A esto hay que añadir que las masas adquieren importancia política porque en los sistemas políticos modernos las masas son la base del poder político. Son las que apoyan o eligen a un líder, sea este un dictador o no. Hay, por lo tanto, la necesidad de manipular la opinión de las masas mediante el desarrollo de la “opinión publica”.
Los legos en el tema tomamos conocimiento de las tres formas de mentir o de distorsionar un mensaje en la propaganda o en la publicidad, según Durandín:

  • Supresiones o hacer creer que cosas que existen no existen.
  • Adiciones o hacer creer en cosas que no existen.
  • Deformaciones o deformar algo que existe.

De esta forma, la cruda realidad va ganando terreno y empezamos a interesarnos en la necesidad de este análisis provisto por “EL ESPECTÁCULO POLÍTICO”, suficientemente profundo como para vislumbrar cuanto de verdad y de mentira puede haber detrás de una información.
Comenzamos a entender que “desde el punto de vista de la comunicación, la política es también un debate sobre la definición de la realidad ya que el apoyo o la oposición que se genere depende de la definición o construcción de la realidad que se torne hegemónica o dominante en una sociedad”.
Seguirán artículos sobre: la guerra del Golfo, la Guerra Fría, Vietman, las campañas electorales del PRI, PAN y PRD en México, las guerras mundiales, técnicas de amnesia, la Rumania de Ceaucescu, la propaganda nazi, textos de Hitler y Goebbels, la CIA, la CNN, el franquismo, el imperio mediático de Berlusconi, Fujimori, el régimen soviético, etc.
Leeremos, no sin tristeza, un texto que nos narra sobre como “la manipulación y sin duda el temor, han llegado en Colombia al extremo de contaminar el lenguaje. Ya no se pueden llamar las cosas por su nombre... En efecto, en vez de “secuestros” se habla de “retenciones”... los asesinos reciben el nombre de “victimarios”.
En poco más de cien páginas tenemos un amplio panorama sobre el manejo de la opinión publica, necesario para todos aquellos que deseamos salvaguardarnos de formar parte de una multitud que corra sin saber adonde va.
Kant pregona: “¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento!. He aquí la divisa de la Ilustración”.
“EL ESPECTÁCULO POLÍTICO” es un digno exponente a favor de esa consigna.
Espero que este notable trabajo de Víctor Zaza Trigo, tan inteligentemente compaginado, fecundo en la seria descripción y el análisis de hechos más o menos recientes de la historia mundial, reciba algún día el merecido premio de su difusión pública.
Haré constantes votos para que así sea.

Daniel  Adrián  Madeiro
Domingo 9 de noviembre de 2003.

Algún tiempo despues, nunca volví a tener noticias de mi amigo Victor Zaza Trigo y 
el libro jamás llegó a publicarse.

GENTE BUEY

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Hay un profundo y tristísimo poema de Harry Martinson que quiero compartir:

El mundo sentimental de la utilidad

Desterraron el antiguo sufrimiento, el antiguo dolor.
Levantaron el yugo que agobiaba al buey de los campos.
Pero inmediatamente después se llevaron también al buey.

Así ocurre cuando la liberación viene de la mano de la utilidad.
En las aldeas del país ya no queda yugo alguno,
pero tampoco quedan bueyes.

Hermoso y trágico.
Yo no tengo duda alguna: No se trata de un poema.
Estamos frente a una profecía.
Como en todo presagio su lenguaje es simbólico.
No está hablando del “buey”. Está hablando del hombre.
No se refiere al “yugo” sino para aludir a una forma considerada anticuada para efectuar un trabajo.
Al final lamenta la desaparición del “buey”, es decir del hombre.
Fue escrito en la primera mitad del siglo XX.
Lamentablemente, es una pintura del futuro de la humanidad.
¿Cómo pudo ver con tanta anticipación?
¿Cómo con tanta claridad?

Todo se cumple a su debido tiempo.
Los grandes de la Tierra tienen en su agenda un tema central: generar trabajo.
El trabajo ayuda a erradicar la pobreza, así resuelve las necesidades básicas de la gente y así erradica potenciales terroristas.
Es una cadena. Como las que unían los bueyes a los yunques.
Pero entre los países poderosos de la Tierra, hay otro tema que se sabe y se calla: Mientras los negocios se achican la pobreza  se agranda.
Muy pocos con recursos para comprar. Muy muchos sin posibilidades.
Hay demasiados bueyes para tan poca tierra.
La ciencia destruye los antiguos yugos. Sobran “yugos” y “bueyes”.

¿Qué será de nosotros, de los “bueyes”?
¿Dónde acabará tanta carne y hueso?
Un grupo de niños morenos, humildes, del interior del país, está de visita recorriendo la Plaza de Mayo.
¿Les estarán hablando del futuro?
¿Hay alguien que crea que serán los dirigentes del mañana?
Cuando ya no quede yugo alguno ¿Quién se ocupará de esos pequeños, morenos y humildes “bueyes”?

Daniel  Adrián  Madeiro

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Todos los derechos reservados para el autor.

INTERSECCIÓN

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Dados dos conjuntos, A y B, se llama
intersección del conjunto A y B, al resultante
de los elementos comunes entre ambos.

¿Qué es un diálogo?
Un diálogo es siempre la intersección de dos monólogos.
Sólo hay partes afines, piezas coincidentes, pero el resto es la individualidad de cada cual que nunca se funde ni confunde con la del otro.
Teniendo esto presente, sería más sencillo no esperar algún resultado distinto del que establecen las reglas matemáticas.
Escuchamos por allí que ya está todo inventado.
Sin embargo, se nos iluminan los ojos ilusionados en el surgimiento de una creación nueva y original. De un suceso que desafié a las matemáticas o, lo que es peor, a las leyes naturales.
Un diálogo es siempre, siempre, la intersección de dos monólogos.
Cada uno con su librito, con su discurso, con su modo de pensar, y al final darse cuenta que somos lo suficientemente diferentes como para no ponernos de acuerdo.
Uno dice querer que haya coincidencias pero se entrena para acentuar las diferencias entre las partes.
-Estás equivocado.
-El equivocado eres tú.
Y así queda construida la zona de exclusión, el sagrado lugar de nuestra maravillosa inteligencia al que nunca tendrá acceso nuestro errado interlocutor a causa de sus propias deficiencias.
Somos muy maravillosos para nosotros mismos como para permitir el placer de dejar que otro tenga la razón.
Quizá, no sé, a lo mejor, un diálogo es una disputa camuflada.
¿Qué tal si lo hablamos?

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

TRABAJOS EN BIROME

Foto © Daniel  Adrián  Madeiro 

Por eso yo sugiero, a los que quieren ser
verdaderos poetas, no fijen su atención
en el dicho que dice: poeta hay que nacer
o que es fruto exclusivo de docta erudición.
No se nace, se muere, y alcanza con saber
usar conjuntamente cabeza y corazón.

Noción de poeta

Camarada, esto no es un libro;
el que lo toca, toca a un hombre.

¡Adiós! – Walt Withman

Poco antes de entrar a la escuela primaria, fui preparado por un maestro particular. El hombre, un vecino, se apellidaba Monasterio.
No recuerdo que cosas me enseñó pero sé que entré al primer grado sabiendo escribir.
Descubrir la escritura fue algo trascendente. Poco tiempo después escribí mi primer poema.
Se trataba de una estrofa de cuatro versos sobre un árbol que perdía sus hojas en el invierno.
Para que su último verso rimara con el segundo (que intuyo decía: desnudo quedó), acentué la palabra “arbolito” en la sílaba final (arbolitó).
Su lectura provocó risas en mi familia y un sabor amargo en mi orgullo.
Era consciente de lo incorrecto de esa acentuación pero me parecía un recurso válido para mi escasa edad (cinco años).
Así comenzó mi interés por la creación literaria.
Admiraba los simples y hermosos poemas que poblaban uno de mis libros de lectura, “Agüita clara”.
Tengo presente un fragmento de uno de ellos:

Este pueblecito mío,
sin pizca de vanidad,
tiene el colorido encanto
de una tarjeta postal.
Un arroyito que pasa
y murmurando se va...”

Pasados los años escribí algunos poemas más complejos.

13.700 MILLONES DE AÑOS

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“Una vida sin reflexión
no es vida para un hombre”

Platón

El 12 de Febrero de 2003, en la sección Tecnología y Ciencia del portal de la CNN en Español apareció una nota de José Perez Firmat titulada: “Científicos determinan la edad y la composición exacta del universo”.
Con datos provenientes del satélite WMAP, diseñado por la NASA y la Universidad de Princeton,  se constituyó una foto del universo reflejando el instante en que comenzó a haber luz, 380 mil años después del Big Bang.
Este elemento y otros más, permitieron a los científicos determinar que el universo tiene 13.700 millones de años, con un margen de error no mayor al 1 por ciento.
Teniendo presente que los datos obtenidos se refieren al momento del nacimiento del universo, se realizó una proyección que calculara como se vería hoy. Se obtuvo una imagen concordante con la realidad actual. Los datos son exactos.
También se sabe que el destino del universo es seguir eternamente en expansión.
Por último, mi atención se detuvo en la descripción de su estructura: 4% de materia conocida; 23% de materia fría oscura, que no interactúa con la luz, sobre la cual se sabe muy poco y se conoce su existencia sólo porque ejerce gravedad; y un 73%  de lo que se denomina “energía oscura” y sobre la que nada se sabe.
Entendí que, aún en la inmensidad de conocimientos que conllevan disciplinas tales como la cosmología moderna o la física cuántica, por ejemplo, es muchísimo más lo que resta por saber que lo sabido.
No obstante, con la información a la que tenemos acceso nos alcanza para comprender que: Somos entidades formadas con la misma materia del universo y, de alguna forma, existimos hace ya 13.700 millones de años.